
Que ironia. Pensé que no estaba equivocada, quizás si es como todos dicen y yo soy la que no quiere ver la realidad. Pensé que él hablaba serio y que le importaban otras cosas. Pensé que era diferente. Pensé que solo se fijaba en mí, porque eso me hacia creer. Pensé que cada palabra era sincera. Y lo creí. Qué estúpida.
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